Publicado en viernes, 27 enero, 2012 en Marketing, Moda | 0 comentarios
Kate Moss se estrena estos días como imagen de la marca de moda de gran distribución Mango. Para una modelo que ha vivido una carrera marcada por un rápido ascenso, un lamentable descenso y un fulgurante relanzamiento, este nuevo trabajo no es especialmente memorable, suponemos. Pero para Mango seguro que sí, ya que la británica parece ser la diosa indiscutible de la industria de la moda. La intocable Kate Moss, una apuesta de marketing segura. Ni mil escándalos desastrosos ni un físico alejado de lo espectacular le quitan el podio de icono de la moda, y ahora también en la moda española, con esta alianza con la cadena de fast-fashion.
En el artículo El atractivo formal del límite, el profesor Lozano (de quien he tenido el gusto de ser alumna) habla del encantamiento que produce la moda (y la modernidad) por aquello de estar siempre al límite entre el ser y no ser: cuando una tendencia se convierte en moda deja automáticamente de ser moda porque ya se ha extendido y ha perdido su componente exclusivista de ser novedad en poder de unos pocos. De este artículo tomo la referencia para el título de este post. Y es que Kate Moss, quien ha rozado todos los límites imaginables, es un atractivo inagotable en la industria de la moda. La legión de seguidores suma millones en todo el mundo, aunque personalmente se haya pasado de largo de toda raya y en su profesión no sea la más guapa. ¿La más estilosa entonces? A mí la respuesta se me queda en el aire, no lo veo claro. Pero sé que el influjo que ejerce estar al filo de algo «salvaje»… es, no solo atractivo, sino a veces hasta aspiracional… ya que la ilusión de estar al borde de ese límite emocionante reconforta nuestra precavida elección de quedarnos en el lado seguro. Y las personas que encarnan a la perfección ese efecto resultan muy atractivas.
Karl Lagerfeld afirma:
No siento necesidad de paraísos artificiales.
Pero, ¿a cuántos ha picado la curiosidad de acercarse al límite?
Foto | Mango.com