Publicado en domingo, 10 mayo, 2020 en Consumo responsable, Moda | 0 comentarios
¿Has oído hablar del concepto Cradle to Cradle / «de la cuna a la cuna» ? Si no has leído el libro del mismo título, puede que no te suene mucho. Cradle to Cradle™ (C2C) es una marca de certificación que persigue fomentar la preocupación por lo que pasa a lo largo de todo el ciclo de vida de un producto.
Si la semana pasada hablábamos de algunas iniciativas por la concienciazión en moda sostenible y consumo responsable; el artículo de hoy es sobre un concepto que lleva la apuesta por lo la sostenibilidad hasta el límite de las posibilidades, muy en consonancia con el paradigma de la Economía circular. Es una concepción íntegramente verde de los productos de consumo, porque persigue ya no solo reducir el consumo y el impacto medioambiental del mismo, sino promover que la nueva revolución industrial sea ante todo sostenible.
La cuarta revolución industrial de la que ya se escucha tanto hablar, más aún desde que el mundo está paralizado por el impacto de la crisis sanitaria por coronavirus, es la de la transformación digital, la inteligencia artificial y las tecnologías digitales de última generación (este breve artículo hace un resumen bastante claro; y en este otro, una explicación más extensa).
¿Y cómo es la cuarta revolución industrial sostenible que propone el enfoque Cradle to Cradle?
C2C propone una reinvención de los procesos industriales para que aporten soluciones saludables y sirvan para crear una industria en la que “todo pueda reutilizarse, ya sea que el producto vuelva a la tierra en tanto que ‘nutriente biológico’ no tóxico o vuelva a la industria en tanto que ‘nutriente técnico’ que pueda ser reciclado una y otra vez”.
Una de las figuras principales de este movimiento es el arquitecto y diseñador industrial William McDonough, que escribió en 2002 el libro Cradle to Cradle al que hacíamos alusión anteriormente, en colaboración con su socio, el químico alemán Michael Braungart. Os dejo aquí su charla TED, muy interesante…
En definitiva, el objetivo de este enfoque es reestructurar la industria utilizando como modelo el equilibrio de los ecosistemas naturales. Se trata de inspirarse en la propia naturaleza y emular la sabiduría del ciclo vital de ésta en los productos de consumo. Así, tienen lugar artículos como telas que podrían comerse sin riesgo para la salud o incluso edificios sostenibles o parcialmente ecológicos, como el techo de la fábrica de Ford en Rouge, un jardín de 4,2 hectáreas. Y aún hay más… Para más información, puedes visitar este artículo, en el que podrás comprobar que nada de esto es una utopía, sino una realidad a la que de hecho ya se han sumado muchas grandes empresas.
Con el avance de este planteamiento, la evolución de la moda sostenible estaría asegurada. Como decíamos en el artículo anterior, los grandes de la industria (cualquiera de ellas) rara vez cambian por sí mismos, rara vez se mueven del statu quo que tanto les interesa y favorece, a no ser que se sientan presionados por las tendencias y por el consumidor. Hace muchos años que se habla de la tendencia de lo ecológico, no solo en moda, desde luego; pero, de momento, los intentos de esas grandes empresas hasta ahora no han llegado demasiado lejos; la mayoría de las veces, han estado enfocados más en la propia imagen corporativa y son motivados más por una estrategia de marketing que por una verdadera contribución a la sostenibilidad.
Sin embargo, esa cuarta revolución industrial que ya está en marcha tendrá que ser sostenible. Así lo están remarcando pensadores y expertos de todos los sectores. ¿Con qué lógica?
Basta un rápido vistazo a las principales crisis desde el fin de siglo XX para ver que en todas ellas estuvo implicada una disrupción tecnológica que sacude la industria tal como se conoce hasta ese momento y obliga a las empresas y a la industria a funcionar de otra forma. Sucedió, y no por primera vez ni mucho menos, con la llegada masiva de los ordenadores y de Internet a los hogares, y está sucediendo ya con la transformación digital y la inteligencia artificial: sistemas de audio inteligente, iluminación inteligente, smart cities, drones, impresión 3D, digitalización masiva (impulsada estos días por la crisis sanitaria de forma ya definitiva, etc), metodología lean… Pero además en este caso la adaptación incluirá una condición sine qua non que, aunque no será suficiente sí será necesaria, y que será la sostenibilidad.
Pocas dudas pueden quedar ya en la sociedad sobre que necesitamos una industria sostenible para que la vida y el desarrollo sigan siendo viables. En las últimas semanas, cada vez más personas lo están viendo si no lo habían visto hasta ahora. La vida en el planeta sana día a día durante nuestra ausencia, y ya no puede ser posible volver a desandar estos pasos. La industria, la producción, el consumo… han de ser sostenibles y responsables. La vida ha de ser sostenible. La sociedad ya lo sabe; es hora de hacérselo entender a la industria y a sus grandes empresas. Las personas desean una vida sostenible, y esto no es solo una tendencia como otra cualquiera. Los consumidores esperan que empresas y gobiernos se comprometan con la sostenibilidad, y no es cuestión de una moda. Pero sí podemos expresarlo en términos de Moda: las tendencias necesitan de alrededor de un 20% de penetración en el mercado para lograr convertirse en mainstream (mayoritarias). La crisis que vivimos ahora ha ayudado a sacudir muchas conciencias y ahora ya somos muchos con el mismo pensamiento, seguro que más de un 20%. Es hora de hacer moverse a la industria con esta (no) tendencia 😉
Y si ya formas parte del movimiento y tienes un proyecto en este sentido, cuéntanoslo, estaré encantada de difundirlo y reflexionar sobre ello en Lamarcademoda.