Año nuevo descubriendo Roberto Navazo

De vuelta de la resaca navideña, os deseo un felicísimo año nuevo a todos. Espero, como mucha gente lo hace, que este año sea un poquito mejor que el pasado, nunca peor.

Y volviendo a la moda, os cuento que entré en el año nuevo con una prenda que me ha hecho descubrir a un magnífico joven diseñador del que quiero hablaros. Dado que lo prometido es deuda, fui a la flagship store de Adolfo Domínguez en Serrano 5, y en B4ZAAR, un espacio de la cuarta planta dedicado a jóvenes diseñadores de moda, encontré una falda muy especial, firmada por Roberto Navazo.

Esta es la prenda en cuestión, expuesta en el espacio de la marca dentro de B4ZAAR, la estupenda iniciativa de Adolfo Domínguez para apoyar el diseño de moda española más joven y prometedor.

En este caso, la falda, compuesta de falda de cinturilla estrecha más fajín a juego (de ahí que parezca de talle alto) es de inspiración años 50, como marcan las tendencias actuales, pero sin duda con un resultado mucho más genuino. La falda tiene una confección exquisita y sienta de maravilla. Es mi prueba fehaciente de que hay que seguirle la pista a este diseñador, que estuvo en la pasada edición del Nómada Market (del que también os hemos hablado aquí), donde mostró las prendas de su colaboración con la joven marca de moda Lady Desidia.

Roberto Navazo vende en varios puntos de venta (en El Beso –en su blog te enterarás de toda la actualidad en este espacio artítisco multidisciplinar-, en el showroom Lo + fashion… y ahora también en B4ZAAR). Pero su trabajo no se resume a su propia marca, su creador también prepara patrones y prototipos para las colecciones de diversas marcas como Davidelfín (entre otras). Además, Roberto Navazo es profesor en el Instituto Europeo di Design. Y, dado que tuve el gusto de conocerle en B4ZAAR, añado que es muy agradable, y que además ¡me regaló un broche! En fin, un gran descubrimiento con el que empezar el año. La falda quedó de maravilla con un top blanco sin mangas, el broche rojo que me regaló y unos salones negros de Adolfo Domínguez. Así di entrada al nuevo año, y ya se sabe que lo que bien empieza… 🙂